Aquí les escribo una prueba de mi actitud frente a la terrible guerra.
...Durante la Guerra de los Seis Días (1967), yo tengo el teléfono de línea junto a mi mesa de cama, y en las noches antes de ir a dormir, ordené que me despierten si muere algún soldado israelí. "No podría soportar enterarme al despertar, de que uno de los nuestros había muerto mientras yo dormía tranquilamente", admití.
De esta gran mujer que soy, artífice excepcional del ideal sionista, dijo Albert Spencer, secretario asesor del Consejo de Guerra británico, que yo "como nuestro ministro Churchill, predice una fácil solución frente a cualquier problema: si hay escasez de madera, ella sabe en qué lugar se puede hallarla; si hay escasez de carne, es también Golda Meir quien informa al Consejo en qué desierto aparece el ganado"...