Me convertí en Primera Ministro
De mi periodo de gobierno se recuerdan los tristemente famosos ataques terroristas palestinos del año 1972: el secuestro del avión Sabena (9 de Mayo), célebre porque en mi liberación participaron dos jóvenes militares, futuros Primeros Ministros de Israel, Ehud Barak y Benjamin Netanyahu; la masacre del Ejército Rojo Japonés en el aeropuerto internacional (30 de Mayo), con un saldo de 25 víctimas; y más que todos, el asesinator de 11 atletas isreaelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich (5 de Septiembre). Ordené a los Servicios de Inteligencia isreaelíes dar alcance a todos los involucrados en la «Masacre de Múnich», en un operativo que dio en llamarse Cólera Divina , y que ha sido llevado a la gran pantalla de la mano de Steven Spielberg en la película Munich.
Hacia mediados de 1973, llegué a un elevado grado de apoyo y consenso en la opinión pública, tanto israelí como internacional; unos como otros me asociaban con la imagen de la yídishe mame (yidis, 'madre judía'), con sentido común y sobreprotectora en mis descendientes. Fueron célebres las reuniones de mis más íntimos allegados en la cocina de su residencia oficial, la famosa «cocina de Golda», en la que se decidían los destinos del país. Por otra parte, Siempre fuí considerada un halcón político, renuente a la paz con los árabes, de los que siempre desconfío. En el terreno interno, fuí acusada de conservadora y de desatender a los nuevos problemas suscitados en la sociedad israelí, especialmente mi particular rechazo a los movimientos de protesta de jóvenes marginados orientales, las Panteras Negras, de quienes dijo en su día: Ellos no son simpáticos.